Los documentos manuscritos de Goya, especialmente sus cartas, tienen un papel esencial para su conocimiento como artista y ser humano. La investigación sobre el pintor pasa necesariamente por el estudio riguroso y sistemático de toda su obra, y por tanto de todos los documentos escritos con él relacionados. En este sentido las cartas a su amigo Martín Zapater, escritas entre 1775 y 1799, los años del ascenso de Goya en la corte hasta su nombramiento como Primer Pintor de Cámara, además de aportar información biográfica de tipo profesional y personal, revelan sin reservas su carácter.
Lo mismo ocurre con una de las últimas cartas escritas por el pintor desde su exilio en Burdeos, en este caso al banquero Joaquín María Ferrer, que constituye lo más parecido a un testamento vital del artista en su vejez.
Por último, el comentario manuscrito de los Caprichos es una fuente excepcional para comprender el significado otorgado a esta serie en época de Goya.